A menos de 2 Km. de la localidad palentina de Paredes de Nava, dirección Villoldo, sobre una pequeña loma y rodeada de arboledas y pradera, encontramos la Ermita de Nuestra Señora de Carejas, lugar al que los paredeños le tienen un especial cariño.
Historia de la ermita de Carejas
Poco sabemos sobre el origen del emplazamiento. “Karelias” debió de ser un poblado más de los muchos que desde el siglo III se fueron formando en las fértiles tierras del entorno de Paredes de Nava. Incluso alguna teoría basada en la etimología del término “carel” lo relaciona con un posible embarcadero de la laguna de La Nava. La ermita es el recuerdo popular de que en este lugar existió un antiguo poblado en época medieval, cuyos vecinos, asimilados por la villa de Paredes, se negaron a perder el contacto con sus raíces y, pese a que la zona quedó despoblada, hicieron todo lo posible por seguir manteniendo en pie la que fuera antigua y pequeña iglesia del núcleo, que entonces se dedicaba a Santa María.
Podemos asociar el enclave con el fenómeno de las “Iglesias propias”, institución típicamente medieval que se caracteriza por el hecho de que la iglesia, junto con los bienes, forma una unidad indisoluble dentro del patrimonio del fundador o del de sus descendientes. Estas “Iglesias Propias” no pertenecían a la Iglesia y sí a un particular que recibía por ello diezmos y privilegios.
Situados entonces en la Baja Edad Media, tenemos una “iglesia propia” en un poblado muy cercano a un importante núcleo de población del momento como Paredes de Nava.
¿Qué ocurrió entonces para que éste y otros muchos poblados prósperos se abandonaran alrededor del siglo XV, manteniendo, sin embargo, las ermitas y sus vírgenes con culto? Son varias las razones que podemos apuntar:
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En primer lugar, durante el siglo XIV y XV los campos se poblaron de “bandidos”. Estos bandos crearon gran inseguridad. La mayoría de las murallas de los pueblos importantes se construyeron para defenderse de estos malhechores, cerrando las puertas al anochecer y recorriendo las “rondas” para dar la alarma. El atractivo de la villa segura y organizada que tenía Paredes facilitó este despoblamiento.
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Por otro lado, la proliferación de mulas (de origen persa, traído por los árabes y de enorme desarrollo en los campos castellanos) permitía, al contrario que el buey (animal de labor por excelencia durante los siglos XIV y XV), ir a arar a grandes distancias al trote alegre y potente de estos animales. Así es posible imaginarse a los habitantes de estos poblados durmiendo en la villa y saliendo de madrugada camino de sus pagos, de sus ermitas y de sus cementerios.
En 1593 está fechada la primera noticia documentada de que la Virgen de Carejas era conocida, venerada y demandada por el pueblo de Paredes. Las gentes vinculadas sentimentalmente al lugar vivirían en Paredes pero trabajarían en campos, ganados y viñas en las cercanías de Carejas. Con seguridad se levantarían al amanecer y acompañarían a los clérigos que se encaminaban a Carejas para decir la misa; en otros casos, dejarían el trabajo a mediodía y almorzarían al cobijo de la ermita y su antigua fuente. Todo este ajetreo popular, con visitas a la Virgen, cada uno con su necesidad y devoción, ha generado un vínculo muy fuerte de religiosidad, confianza y devoción, cimiento sobre el que se ha estructurado esta atracción entre el pueblo y Carejas. La ermita estaría normalmente llena de gente, oyendo misa, rezando, guareciéndose del sol o la lluvia.
A lo largo de los siglos la ermita ha pasado por muchas vicisitudes. Conocemos, por ejemplo, que en muchas ocasiones se llevaron a cabo obras en la misma. De hecho, hace unos años apareció en el santuario una piedra labrada con una inscripción que hace referencia a obras llevadas a cabo en la iglesia en 1647.
Por otra parte, del estudio de los libros parroquiales de la iglesia de Santa María conocemos que la ermita de Carejas siguió teniendo una actividad importante. Así, en 1676, están contabilizadas 83 misas cantadas en la misma, que se celebran “con subdiácono cuando no con tres o cinco prestes”. Aparecen además muchas “misas sueltas” que por ser de intenciones de cofrades, gremios o personas del pueblo, atraerían a mucha gente. Parece ser que se celebran bodas. De igual forma, en las cuentas parroquiales se liquidan ese mismo año 45 procesiones. Si a esto añadimos las Rogativas, Letanías, Fiestas o “bajadas procesionales” a requerimiento del Concejo u otros vemos que la densidad de ritos y “tráfico” debió de ser intensa.
Durante el siglo XVIII la tónica sigue siendo la misma. En el año 1750 está documentadas 98 misas, sin contar las particulares, aunque ya comienza a observarse un cierto cansancio y desánimo entre los clérigos, debido sobre todo a la distancia a la que se encuentra la ermita respecto de Paredes de Nava, que provoca problemas de seguridad, cansancio, etc.
Entramos así en el siglo XIX, en el que lo más destacable es el esfuerzo y el entusiasmo que manifiestan los cofrades y el pueblo en general, que son quienes mantienen la ermita en pie, frente a la prolongada dejadez del clero respecto al monumento. De este entusiasmo nace, sin duda, la actual relación de cariño y compenetración de ambas colectividades, que se refleja en la actual devoción por la Virgen. No obstante, en los últimos años del siglo XIX y primeros del XX se produce un deterioro progresivo del santuario que lleva a realizar obras importantes durante más de 2 décadas, que culminan con la inauguración oficial del edificio actual el 8 de septiembre de 1947, con asistencia del Obispo de Palencia.
Virgen de Nuestra Señora de Carejas
La Virgen de Carejas mide 0,80 metros y está colocada sobre un pilar de medio metro de altura. Sólo tiene forma humana la cabeza y las manos, siendo su cuerpo un trozo de resistente madera. Su rostro es moreno, gracioso, con un semblante de sonrisa. En su mano izquierda tiene un niño.
Es una Virgen humilde. Su grandeza es su antigüedad: en noviembre de 2007, el responsable de la ermita se percató de que el brazo de la talla se había desprendido. Se encargaron los trabajos a unos artesanos de la villa y cuando desvistieron a la Virgen apreciaron que la talla podía tener más valor del que en un principio se pensaba y revelaron la posibilidad de que la talla no fuera del siglo XVII como se venía pensando, sino del siglo XIII. La Universidad de Valladolid confirmó, un poco más tarde, que la Virgen de Carejas fue tallada alrededor del año 1215. Unos trescientos años más tarde fue policromada y se le añadió un pequeño pedestal. Así aguantó hasta el siglo XVIII, cuando fue modificada según mandaban los cánones de la moda de entonces. Arrancaron sus brazos y los sustituyeron por unos nuevos articulados, tajaron los bordes para restar volumen a la figura y movieron la imagen del niño Jesús. Tan particular cirugía continuó revistiendo de tablillas la imagen y, sobre éstas, se colocó el manto, pegado y estucado. Finalmente, se colocó una gran corona metálica.
La Fiesta de Carejas
En el siglo XVI se instaura el 8 de septiembre la fiesta de Carejas; es una fecha mítica, probablemente ya celebrada por los romanos en honor de Ceres. En la zona de Tierra de Campos significa el final de las cosechas, con el grano a buen recaudo en los graneros.
Sabemos que ya en 1593 se celebra con gran ostentación, porque la Iglesia de Santa Eulalia paga danzantes a tal fin. Ese día los paredeños celebran la festividad de Nuestra Señora de Carejas, patrona de Paredes de Nava. A primera hora de la mañana la virgen es trasladada en procesión desde la parroquia de Santa María hasta su ermita, ya que días antes se la ha trasladado al pueblo para la celebración de una tradicional novena.
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